A partir de la década de 1980, se comienza a popularizar un término que dos décadas antes ya había surgido dentro de algunos círculos intelectuales: la sociedad de la información. Este hace alusión a como las diferentes sociedad del mundo, con más o menos suerte, apuestan y cambian su funcionamiento, desde sistemas productivos industriales a sistemas de servicios, donde las nuevas tecnologías de la información y comunicación, desde ahora TIC, juegan un rol esencial pues permiten el mejoramiento continuo del sector servicio y este a su vez, de la actividad industrial.
Dentro de este contexto, nuestra sociedad actual, la sociedad de la información, debe consolidarse sobre fuertes bases educativas, para que pase a convertirse en una sociedad del conocimiento, es decir, un paso más allá de la sociedad que sistematiza información, en una sociedad que es capaz de crear conocimiento. Para ello, hoy en día, Europea se ha presentada a la saga de este objetivo, a través de la atención que se ha puesto a los curriculum educativos basados en competencias, en donde se busca que los estudiantes, tanto del mundo escolar como del universitario en sus diferentes niveles, desarrollen un conjunto de conocimiento, habilidades y valores en torno a elementos concretos según las necesidades de la sociedad y no sólo en torno a la acumulación de información como ha primado hasta hoy en los curriculum tradicionales. Este esfuerzo está llegando lentamente a América Latina.
Las TIC se masifican a partir de fines de la década de los ‘70 y principios de los ’80 y desde ese momento, se ve en ellas, un gran potencial en el plano educativo. De esta forma, desde fines de los años ’80, comienzan a elaborarse en los países desarrollados, una serie de iniciativas tendientes a introducir las TIC en la formación de los estudiantes. Cuando esta situación, comienza a replicarse de forma tímida en Latinoamérica y Chile desde inicios de la década del ’90, se tiene fe en que las TIC podrán levantar los alicaídos sistemas educativos y de esta manera, ponerse a la par de las competencias de egreso de los alumnos de los países desarrollados. Sin embargo, esta es una realidad que hoy en día todavía está en cuestionamiento, ya que el sistema educativo nacional, desde hace muy poco tiempo está transitando de los planes destinados a dotar de infraestructura y ampliar la cobertura (lo que se podría denominar como un primer nivel: acceso), junto a lo cual se han desarrollado una serie de iniciativas tenientes a la introducción y uso en los establecimientos educativos (un segundo nivel: uso), a propuestas más teóricas y prácticas, tendientes a la integración de las TIC en los currículos escolares (tercer nivel: integración curricular).
Figura N° 1: Evolución de la incorporación de las TIC al mundo escolar en Chile
La importancia de este tercer nivel, que se ha denominado en esta propuesta como Integración Curricular de las TIC, está dada a lo menos por dos motivos según el portal colombiano de tecnología educativa Eduteka. El primero se refiere a la necesidad de formar alumnos en base a las nuevas competencias de egreso requeridas en el siglo XXI, que les permitan desarrollarse en el plano personal, laboral y cívico. En segundo lugar, las TIC permiten potenciar los proceso cognitivos de los estudiantes, lo que permite a su vez generar estrategias y metodologías motivadoras e innovadoras en las prácticas docentes, que creen climas de aprendizaje estimulantes y desafiantes a los estudiantes.
De esta forma, nace la necesidad de llevar el sistema educativo nacional a este tercer nivel de integración curricular. Sin embargo, para llegar a este punto, se hace conocer cuales son los nuevos roles y desafíos, tanto de docentes como de los estudiantes, en el proceso educativo que incorpore el uso de las TIC.
El uso de las TIC en el sistema educativo no garantiza más y mejores aprendizajes de por sí, ya que el uso de tal o cual herramienta tecnológica no necesariamente conduce a conocer un algo, saber hacer algo o saber valorar ese algo, de forma conjunta y de acorde a los lineamientos curriculares propuestos. Jaime Sánchez señala que la integración curricular de las TIC, “implica el uso de estas tecnologías para lograr un propósito en el aprender de un concepto, un proceso, en una disciplina curricular específica”, lo con lo cual el enfoque está dado en el aprendizaje de los estudiantes y las TIC, son simplemente un “elemento mediador” o de apoyo a ese proceso, no pasando a ser otro componente curricular más.
Bajo este contexto se pasan a analizar los nuevos roles que deben asumir tanto los docentes como los estudiantes para enfrentar los nuevos desafíos que impone la sociedad actual, bajo la incorporación de las TIC al proceso educativo. Para ello en primer lugar, se revisa la nueva concepción de ambos actores dentro de esta realidad educativa con uso de TIC, para posteriormente conocer algunas de las posibilidades que abre el uso de TIC en el contexto educativo, para finalmente realizar algunas reflexiones en torno a estos desafíos.
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